Humberto Maturana nos recuerda que «todo ocurrir es inevitable si se dan las condiciones que lo hagan posible«. Y, efectivamente, e hicimos que se diesen esas condiciones contextuales; nos reunimos en Ama Lurra, diferentes personas con el propósito a dar luz a la comunidad viva y en ebullición: los KomuNER.
Nos recuerda A. Machado que «no hay camino, se hace camino al andar.» Mi sensación es que le dimos seguida al camino iniciado por Koldo Saratxaga en Ormaiztegi hace ya 30 años; seguida evolutiva a un proceso de aprendizaje autogestionado organizacional de pedagogía transformacional evolutivo donde lo que compartimos es mucho más y netamente superior de que lo que nos excluye. Entre las montañas, rodeados de un silencio magistral de la naturaleza, «Ama Lurra» nos brindó ese espacio comunal para poder adentrarnos en la siembra y en el compartir a la «NER«.
Seguramente influenciados por T.Khun, Nonaka y Takeuchi postularon hacia el 1991 que cuando se combinan nuevos conocimientos con los viejos conocimientos explícitos, se crean conocimientos totalmente novedosos. Este último paso, que denominaron, combinación -síntesis en Khun-, es la clave para la innovación. Sin embargo, a mi modo de ver, para que la creatividad dé paso a la innovación requiere de un contexto relacional adecuado, en este sentido recordaba la profesora de la Harvard Business School, Linda Hill, en el Peter Drucker forum del 2018, en que la innovación no viene del efecto “Ahá” de un genio sino de muchas personas trabajando para resolver problemas usando la inteligencia colectiva.
Ese contexto adecuado relacional se logra a través de un entorno de confianza, y esto a su vez, entre personas adultas se consigue sólo al cuestionarse las habilidades y el conocimiento propio de una forma humilde, con el ego en «off», se puede escuchar al otro e iniciar una búsqueda común: la de “educarnos juntos”. El profesor Isaac Getz parafraseando a Otto Scharmer nos recuerda que lo que hace falta en el management es menos “ego-system” y más “eco-system”. Quizas estamos condenados a reinventar el enfoque actual, desde un enfoque radical e inclusivo y más transpersonal, transcendental, espiritual.
Me recordó ese momento, la de “educarnos juntos” a l@s grandes pedagog@s que iniciaron la revolución de escuchar y respetar al ser humano en todo su ser incluyendo al planeta: Sin jerarquías, sin rigideces intelectuales, sin tanto «equipaje», sin el apoyo exclusivo de lo racional, sin el miedo del ridículo, rechazo y descalificación -desde la CNV-, parece ser que se puede crear un contexto adecuado para la creatividad en el aquí y ahora. Y así fue. Desde esa creatividad autogestionada, se formaron diferentes equipos autogestionados para diferentes proyectos; iniciamos diferentes “hub”s con localizaciones en Barcelona, Bilbao, Madrid y a nivel global. Y ya somos parte de una comunidad global que ve claramente que el cambio cultural organizacional pendiente es una de las llaves para conseguir personas en plenitud para un planeta sostenible.